Una nueva nanopartícula desarrollada por
ingenieros de la Universidad de Stanford ofrece un avance prometedor en
el tratamiento de las aguas contamindasæ. Una vez en el agua, las
nanopartículas sintéticas se pueden recuperar rápidamente por medio de
imanes, a diferencia de las tecnologías similares existentes, que dejan
demasiadas nanopartículas en el agua como para que sea considerada
segura para uso humano.
La imagen muestra las nanopartículas
carroñeras para el tratamiento del agua. Crédito de la imagen: Mingliang
Zhang, Stanford School of Engineering
En años recientes, los ingenieros ambientales han buscado medios para
desinfectar, descontaminar y desalinizar el agua contaminada con
partículas activas a nanoescala, las que llaman “nanocarroñeras”. Pero
el problema, desde un punto de vista técnico, es que es casi imposible
recuperar las nanocarroñeras una vez que están en el agua.
Pero ahora, un equipo interdisciplinario de ingenieros de la
Universidad de Stanford ha desarrollado un nuevo tipo de nanocarroñeras
con un núcleo sintético que es ultrasensible al magnetismo, lo que
permite la recuperación fácil y eficiente de prácticamente todas y cada
una de las nanopartículas purificadoras.
En la actualidad hay tecnologías comerciales que utilizan
nanopartículas formadas con un núcleo de óxido de hierro magnético, pero
este material no es absolutamente sensible al magnetismo, y muchas
nanocarroñeras permanecen en el agua, de manera que no se puede
considerar segura para el consumo humano.
El avance de Stanford sustituye el óxido de hierro con un material
sintético. El núcleo de las nuevas nanopartículas, realmente no se
compone de un único material, sino que está formado por varias capas
externas magnéticas de un material sintético, dispuestas a ambos lados
de un centro de titanio.
En su estado natural, las nuevos nanocarroñeras no son magnéticas y
no son atraídas por otro material magnético. Sin embargo, cuando se ven
expuestas a un campo magnético fuerte, las direcciones opuestas de la
fuerza magnética hace que las dos capas alrededor del centro de titanio
se dispongan en un mismo sentido, lo que no solo las vuelve magnéticas,
sino que se vuelven ultrasensibles al magnetismo.
En pruebas con nanocarroñeras recubiertas con plata, sumergidas en
agua contaminada con la bacteria E. coli, con tan solo una dosis de
plata de 17 partes por millón, el equipo ha logrado eliminar un 99,9% de
las bacterias en sólo 20 minutos. Y han logrado extraer a prácticamente
la totalidad de los nanocarroñeras en tan sólo cinco minutos de
exposición a un imán permanente.
Después de haber demostrado un prototipo funcional, el equipo ahora
está construyendo varias iteraciones de nanocarroñeras con diferentes
reactivos exteriores para atacar contaminantes específicos, así como una
nueva clase de nanocarroñeras que son un poco más grandes, y que pueden
llevar bandas discretas de varios reactivos diferentes.
El hallazgo se publica en
Nature Communications.
Fuente:
Stanford Univeristy