Los cambios de presión afectan a las cavidades de aire del organismo: oídos, senos paranasales y pulmones, donde las consecuencias de una descompresión rápida pueden ser muy graves. El avión es el medio al que más población está expuesta en comparación con otras fuentes de riesgo en la descompensación como el buceo o el paracaidismo.
Según explica a Infosalus Constantino Morera, presidente de la Comisión de Otología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL-PCF) y jefe de Servicio de esta especialidad en el Hospital La Fe de Valencia, el barotrauma consiste en un traumatismo provocado por cambios bruscos de presión que se puede producir durante el buceo, el paracaidismo, el uso de cámaras hiperbáricas y en los viajes de avión.
En el barotrauma se presentan síntomas que van desde la sensación inicial de taponamiento, pasando por una leve sordera (hipoacusia) leve, la escucha de ruidos graves en el oído (acúfenos), para progresar a dolor y en los casos más graves darse ruptura del tímpano y sangrado e incluso algún vértigo periférico.
El oído medio es una cavidad compuesta por una parte dura formada por hueso y una parte blanda constituida por el tímpano. El mecanismo por el que se compensan las diferencias de presión interna y externa es la entrada de aire al oído a través de la trompa de Eustaquio, un pasaje que comunica el oído con la parte de atrás de la nariz y que no siempre esta abierto.
Según explica Morera, sólo cuando se contrae el paladar pasa el aire, algo que sucede de forma automática cuando al tragar, bostezar, masticar o mover de un lado a otro la mandíbula, acciones que abren la trompa de Eustaquio y permiten que se ventile el oído. Sin embargo, la aireación del oído es continua ya que cada minutos se produce una deglución, un periodo que se amplía a los 5 minutos durante el sueño.
"Los cambios en la presión son comunes en el día a día, por ejemplo, cuando viajamos en tren y atravesamos un túnel es común que se tapen los oídos o cuando se baja un puerto de montaña en coche", aclara Morera.
CAMBIOS BRUSCOS Y HUMEDAD BAJA EN CABINA
Lo importante, según apunta el doctor Morera, es el cambio de volumen de aire al cambiar la presión. Cuando sube la presión el volumen de aire en el oído se expande y cuando baja se contrae". Durante el vuelo la cabina del avión está presurizado, es decir mantiene una presión constante equivalente a entre 1.500 y 2.500 metros de altitud, con esta altitud el aire del oído se expande y ocupa más volumen.
El aire en el avión se expande un 25% pero cuando se producen subidas o bajadas bruscas en la altitud la presión puede cambiar. También interviene la humedad relativa, que desciende a entre un 10% y un 20% en los aviones, lo que ocasiona secreciones más espesas y que la trompa de Eustaquio no esté tan bien lubricada como debiera.
"La mayor parte de los problemas se producen al aterrizar porque si se baja deprisa, ese cambio de presión brusco hace que el aire del oído sufra un cambio brusco y que el tímpano se desplace hacia dentro", explica Morera. El síntoma más frecuente es el simple taponamiento producido por una diferencia en la presión fuera y dentro del oído, lo que tensa el tímpano sin lesionarlo.
Las personas más propensas a sufrir un barotrauma son aquellas con condiciones que disminuyen su capacidad para compensar las presiones de dentro y fuera del oído medio, derivadas de cambios bruscos de presión. Una obstrucción en la trompa de Eustaquio debida a un resfriado o una inflamación de la mucosa por alergias hacen difícil compensar la presión debido a que son patologías asociadas con secreciones.
Existen además factores anatómicos derivados de la forma de la trompa de Eustaquio y el volumen de aire existente en el oído medio que varía entre los 4 y los 22 ml según las personas, lo que supone una mayor o menor aireación del oído medio.
En la mayoría de ocasiones el barotrauma se resuelve de forma espontánea en los siguientes días pero de no ser así el médico puede realizar una exploración otoscópica para detectar la causa de base y prescribir el tratamiento adecuado.
"La causa inicial puede deberse a una rinitis alérgica o a una poliposis nasal, el tratamiento se dirige entonces a la condición que ha impedido una compensación adecuada y en lo que se refiere al barotrauma se deja al oído sanar por sí mismo", sostiene Morera.
¿CÓMO PREVENIR EL BAROTRAUMA?
Para que estos cambios de presión al volar no causen problemas a nuestrosoídos, el doctor Morera recomienda seguir los siguientes consejos:
1. Evitar utilizar el avión para volar si existe resfriado, catarro agudo o episodio alérgico activo: si no es posible cambiar de vehículo y existen problemas de congestión o secreciones hay que tomar medicación adecuada como antihistamínicos y vasoconstrictores para tratar la mucosa nasal. Si existen cirugías recientes en el oído no se debería el viaje en avión y quienes tengan másdificultad para compensar pueden tomar como precaución medicación.
2. Es conveniente regular la presión desde el inicio del viaje: es en el despegue y sobre todo al aterrizar cuando el cambio es más brusco pero a lo largo de todo el trayecto se deben ventilar el oído con bostezos, movimientos mandibulares o masticando. En los niños más pequeños la succión del chupete o el biberón al bajar puede ser suficiente y en los adultos masticar un chicle puede bastar.
3. Maniobra de Valsalva: si deglutir o bostezar no es suficiente para que se compensen las presiones se puede tomar aire, tapar la nariz y la boca y soplar aumentando la presión en faringe, es lo que se denomina maniobra de Valsalva, que ayuda a ventilar el oído interno.
4. Mantenerse despiertos para compensar: hay que evitar estar dormido durante el aterrizaje ya que durante el sueño el mecanismo de deglución está ralentizado.