Según los resultados del estudio “In Vino Veritas (IVV)”, el vino sólo protege contra las enfermedades cardiovasculares (ECV) en las personas que hacen ejercicio. El Prof. Milos Taborsky, quien presentó el estudio ante el congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, dijo que se trata del primer ensayo aleatorio que compara los efectos del vino tinto y del blanco en los marcadores de la aterosclerosis en las personas con un riesgo leve a moderado de ECV. Encontramos que el consumo moderado de vino sólo brinda protección en las personas que hacen ejercicio, y que tanto el vino blanco como el rojo produjeron los mismos resultados, dijo el Prof. Taborsky.
La evidencia que sugiere que el consumo leve a moderado de vino protege contra las enfermedades cardiovasculares, se ha venido acumulando desde principios de 1990. En particular, los estudios retrospectivos han encontrado que el vino aumenta los niveles de HDL, el colesterol “bueno”. Pero hasta ahora no se había hecho un estudio a largo plazo que comparara los efectos del vino tinto y del blanco sobre el colesterol HDL y otros marcadores de la aterosclerosis.
Se trata del primer estudio aletorizado de larga duración, que compara el efecto del vino tinto y del blanco sobre los marcadores de la aterosclerosis. El estudio incluyó a 146 personas con riesgo de enfermedad cardiovascular leve a moderado según el HeartScore (una herramienta interactiva para predecir y gestionar el riesgo de ataque cardíaco y de accidente cerebrovascular). A los participantes se les asigno al azar un año de consumo moderado de vino tinto (Pinot Noir) o de vino blanco (Chardonnay-Pinot), del mismo año y de la misma región, en la República Checa.
Según la Organización Mundial de la Salud el consumo moderado de vino es de 0,2 L para las mujeres y 0,3 L para los hombres, un máximo de cinco veces a la semana. El criterio de valoración principal fue el nivel de colesterol HDL en un año. Los objetivos secundarios fueron los niveles de otros marcadores de la aterosclerosis, incluyendo el colesterol LDL. Los participantes consumieron su dieta habitual.
Las participantes llevaron un diario sobre su consumo de vino y otras bebidas alcohólicas, el uso de medicamentos, y la cantidad y tipo de ejercicio. Estaban obligados a devolver los corchos de las botellas de vino para confirmar que habían bebido el vino en vez de venderlo.
Al comienzo del estudio los investigadores no encontraron ninguna diferencia entre los niveles de colesterol HDL en cualquiera de los grupos de vino tinto o de blanco. Tras un año, el colesterol LDL había disminuido en ambos grupos, mientras que el colesterol total era menor sólo en el grupo de vino tinto.
El Prof. Taborsky dijo que un aumento en el colesterol HDL es el indicador principal de un efecto protector contra las enfermedades cardiovasculares, y por lo tanto pueden concluir que ni el vino tinto ni el blanco tuvieron impacto en los participantes del estudio en su conjunto.
Añadió que el único resultado positivo y continuo fue en el subgrupo de pacientes que hicieron ejercicio regular, al menos dos veces a la semana, más el consumo de vino, en los que aumentó el colesterol HDL y disminuyeron tanto el colesterol LDL como el colesterol total en los grupos de vino tinto y de blanco. Puede haber algo de sinergia entre una dosis baja de alcohol etílico en el vino y el ejercicio que brinda protección contra las enfermedades cardiovasculares.
En un estudio futuro compararán los efectos del vino tinto y del blanco sobre los marcadores de la aterosclerosis en pacientes con alto riesgo de ECV que toman estatinas y regularmente hacen ejercicio.
Artículo científico: Taborsky M, Ostadal P, Petrek M. A pilot randomized trial comparing long-term effects of red and white wines on biomarkers of atherosclerosis (in vino veritas: IVV trial). Bratisl Lek Listy. 2012;113(3):156-158.
Fuente: European Society of Cardiology
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