jueves, 4 de abril de 2013

Médicos chilenos crean pionera terapia con células madre





Desarrollado por especialistas de la Clínica Las Condes, repara las cuerdas vocales y ya se ha aplicado con éxito en cuatro personas. Células se obtienen de la médula espinal del propio paciente y se inyectan en la zona lesionada.


Las cuerdas vocales son el órgano vibrador fundamental de la voz. Están ubicadas dentro de la laringe y son similares a dos pliegues de tela que se abren o cierran vibrando según el aire que pasa por ellas. El mal uso de la voz, la radioterapia y cirugías en la zona pueden provocar cicatrices en ellas, lo que dificulta su vibración normal. El resultado: voz grave, disfonía crónica y pérdida total de la voz y la consiguiente imposibilidad de comunicarse.
Un grupo de especialistas de la Clínica Las Condes creó una terapia pionera en el mundo con células madre, que ya fue probada con éxito en cuatro pacientes, los cuales sin este tratamiento habrían sufrido disfonía crónica o pérdida de voz. Se trata de un tratamiento en fase experimental, pero que ya mostró buenos resultados.
La terapia usa -por primera vez- la capacidad regeneradora y reconstructiva de las células madre para mejorar entre un 30 y un 50% la calidad de la voz dentro de los seis meses posteriores a su aplicación.
Andrés Lanas, otorrinolaringólogo y miembro del equipo que creó la terapia, explica que “la técnica se usó en pacientes que tenían una cicatriz o fibrosis cordal de la cuerda vocal que habían sido resistentes a otros tratamientos y que continuaban con deterioro o afectación de la voz”. En ese sentido, se trata de una alternativa que no existía para tratar los casos más graves para este problema.
Lanas explica que una cicatriz en las cuerdas vocales provoca “una voz más rasposa, más sucia, afectando el volumen y proyección de la voz”, porque “son cuerdas con menor capacidad de vibración”.
MEDULA ESPINAL
El nuevo tratamiento consiste en extraer la cicatriz de la cuerda vocal e inyectar inmediatamente en la zona células madre extraídas del propio paciente. Con ello se evita la posibilidad de rechazo al nuevo tejido.
Las células madre se extraen de una muestra de médula ósea desde la parte alta del hueso de la cadera (ver infografía) que contiene un tipo de célula madre capaz de convertirse en otras células del organismo.
Una vez extraídas, estas células son multiplicadas en laboratorio e inyectadas en la zona afectada. Aunque el “parche” de células madre igual provoca una cicatriz en las cuerdas vocales, esta es más delgada y flexible, permitiendo una mejor vibración y, por ende, una voz de mejor calidad.
La profesora básica My- riam Mella es una de las pacientes tratadas. Con 21 años de docencia, hace 10 que comenzó con problemas en su voz. Primero fue ronquera y disfonía por algunos días. Pero el problema persistió. Los primeros años de tratamientos incluyeron antibióticos y días de reposo por faringitis. Pero a medida que fue pasando el tiempo el problema se complicó y tuvo que someterse a dos cirugías para extraer nódulos desde sus cuerdas vocales. Pese a ello y a su trabajo con fonoaudiólogos, su voz no mejoraba, lo que dificultaba su trabajo en el aula. Hasta que probó con esta terapia con células madre. “Mi voz ha ido mejorando y aunque esperaba que fuera más rápido, puedo continuar con mi labor”, reconoce.
PROTOCOLO
Lanas dice que los casos tratados forman parte de un protocolo o estudio experimental para probar la terapia. “Tal vez, en una próxima etapa podamos requerir una nueva inyección de células madre. Por el momento hemos probado sólo con una dosis”, dice Lanas.
También están evaluando la posibilidad de usar esta terapia inmediatamente después de la extracción de un pólipo, para prevenir una cicatriz. “Las células madre no regeneran un tejido malo. Ayudan a mejorar la cicatriz que se está formando”, explica. Por lo mismo, otra posibilidad de uso es aplicarlas sobre un injerto tras ponerlas sobre un andamiaje de ácido hialurónico, por ejemplo, para que las células madre tengan una mayor vida útil y, también, mejores resultados.
Los resultados de esta investigación serán publicados a mediados de este año en alguna revista internacional de otorrinolaringología.

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