En un gran avance
para el campo de la física de partículas, Larry Hunter y sus colegas de
Amherst y de la Universidad de Texas en Austin han establecido nuevos
límites a lo que los científicos llaman “interacción de larga distancia
espín-espín” entre las partículas atómicas. Estas interacciones han sido
propuestas por los físicos teóricos pero aún no se han observado. Su
observación constituiría el descubrimiento de una “quinta fuerza de la
naturaleza” (además de las cuatro fuerzas fundamentales conocidas: la
gravedad, la electromagnética y las fuerzas nucleares débil y fuerte), y
sugiere la existencia de nuevas partículas, más allá de las que el
modelo estándar de la la física de partículas describe actualmente.
La imagen representa la interacción de larga
distancia espín-espín (líneas azules onduladas) en la que el detector de
espín en la superficie terrestre interactúa con geoelectrónes (puntos
rojos) en la profundidad del manto de la Tierra. Las flechas en los
geoelectrónes indican sus orientaciones de espín, opuestas a las de las
líneas del campo magnético de la Tierra (arcos blancos). Ilustración:
Marc Airhart (University of Texas at Austin) y Steve Jacobsen
(Northwestern University).
Cada partícula
fundamental (cada electrón, neutrón y protón), explica Hunter, tiene la
propiedad intrínseca atómica de “espín”. Del espín se puede pensar como
en un vector – una flecha que apunta en una dirección particular. Al
igual que toda la materia, la Tierra y su manto, una capa geológica
gruesa situada entre la corteza externa delgada y el núcleo central –
están hechas de átomos. Los átomos, a su vez, están compuestos por
electrones, neutrones y protones que tienen espín. El campo magnético de
la Tierra hace que el espín de algunos de los electrones en los
minerales del manto se polaricen un poco, es decir, que la dirección de
su espín ya no sea completamente aleatoria, sino que tenga una
orientación neta.
Los nuevos límites se
han establecido teniendo en cuenta la interacción entre los espines de
los fermiones de laboratorio (electrones, neutrones y protones) y los
espines de los electrones dentro de la Tierra. Para hacer posible este
estudio, los autores crearon el primer mapa completo de la polarización
de electrones dentro de la Tierra, inducida por el campo geomagnético
del planeta.
Hasta ahora, ningún
experimento ha sido capaz de detectar cualquier interacción. Sin
embargo, en el estudio de Hunter, los investigadores describen cómo
fueron capaces de inferir que las llamadas fuerzas espín-espín, si es
que existen, deben ser muy débiles, quizá un millón de veces más débiles
que la atracción gravitacional entre las partículas. En este nivel, los
experimentos pueden limitar “la gravedad de torsión” – una extensión
teórica propuesta de la teoría de la Relatividad General de Einstein.
Dada la alta sensibilidad de la técnica que Hunter y su equipo han
utilizado, ésta puede proporcionar un camino útil para futuros
experimentos que refinan la búsqueda de una quinta fuerza. Si se
encuentra una fuerza de espín-espín de largo alcance, no sólo se
revolucionaría la física de partículas, sino que eventualmente los
geofísicos contarían con una nueva herramienta que les permita estudiar
directamente los electrones con espín polarizado dentro de la Tierra.
Si en futuros
experimentos se descubre la interacción de larga distancia espín-espín,
los geocientíficos pueden llegar a utilizar dicha información para
comprender mejor la geoquímica y la geofísica del interior del planeta,
concluyeron los investigadores.
El estudio se publica en la revista Science.
Fuente: Amherst College
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