Es muy probable que dentro de su intestino viva un virus que ha pasado desapercibido por los científicos durante décadas. Un nuevo estudio, dirigido por investigadores de la Universidad Estatal de San Diego (SDSU), ha encontrado que en más de la mitad de la población mundial reside un nuevo virus denominado crAssphage, que infecta a uno de los tipos más comunes de bacterias intestinales, las Bacteroidetes. Este filo de bacterias se cree que está relacionado con la obesidad, la diabetes y otras enfermedades relacionadas con el intestino.
Robert A. Edwards, profesor de bioinformática de SDSU, y sus colegas se toparon con el descubrimiento por accidente. Cuando trabajaban con el investigador visitante, y autor correspondiente del estudio, Bas E. Dutilh, ahora en la Universidad Radboud Medical Center en los Países Bajos, los investigadores utilizaban los resultados de estudios anteriores de virus que habitan en el intestino para detectar nuevos virus.
En las muestras de ADN de heces de 12 individuos diferentes, notaron un grupo particular de ADN viral común en las muestras, de una longitud de alrededor de 97.000 pares de bases. Cuando Edwards y sus colegas revisaron si se encontraba en una lista completa de los virus conocidos, no encontraron nada.
Los investigadores luego examinaron la base de datos del Proyecto Microbiando Humano (HMP) del Instituto Nacional de Salud (NIH), y la base de datos MG-RAST del Laboratorio Nacional Argonne, y nuevamente encontraron el ADN en abundancia en las muestras derivadas de heces humanas.
Para demostrar que el ADN viral que descubrieron en sus datos informáticos en realidad existe en la naturaleza, el virólogo de SDSU, John Mokili, utilizó una técnica conocida como amplificación de ADN para localizar el virus en las muestras originales utilizadas para construir la base de datos del NIH.
Se trataba de un nuevo virus presente en aproximadamente la mitad de las muestras de las personas incluidas, y que hasta entonces nadie conocía.
“No es inusual ir en busca de un nuevo virus y encontrarlo”, dijo Edwards. “Pero es muy raro encontrar uno que muchas personas tienen en común. El hecho de que ha volado bajo el radar durante tanto tiempo es muy extraño”.
Un virus antiguo
El hecho de que sea tan generalizado indica que es probable que no sea un virus particularmente joven.
“Básicamente lo hemos encontramos en todas las poblaciones que hemos visto”, dijo Edwards. “Por lo que podemos decir que es tan antiguo como el ser humano”.
Edwards y su equipo lo nombraron crAssphage, tras el programa informático utilizado para descubrirlo.
Algunas de las proteínas en el ADN de crAssphage son similares a las encontrados en otros virus bien descritos. Eso permitió que el equipo de Edwards determinara que el nuevo virus es del tipo conocido como bacteriófago, que infecta y se replica en el interior de las bacterias. Por medio de técnicas bioinformáticas innovadoras predijeron que este bacteriófago en particular prolifera mediante la infección de un filo común de bacterias del intestino conocidas como Bacteriodetes.
Las bacterias Bacteriodetes viven cerca del final del tracto intestinal, y se sospecha que juegan un papel importante en el vínculo entre las bacterias del intestino y la obesidad. El papel que juega crAssphage en este proceso será objetivo de investigación futura.
Una vez que el virus sea aislado, se espera profundizar en su papel en la obesidad. Es posible que el virus de alguna manera media la actividad de colonias Bacteriodetes, pero aún está por verse si crAssphage promueve o suprime los procesos relacionados con la obesidad en el intestino.
El virus también se puede usar para prevenir o mitigar otras enfermedades afectadas por el intestino, tales como la diabetes y las enfermedades gastrointestinales.
Artículo científico: Bas E. Dutilh, Noriko Cassman, Katelyn McNair, Savannah E. Sanchez, Genivaldo G. Z. Silva, Lance Boling, Jeremy J. Barr, Daan R. Speth, Victor Seguritan, Ramy K. Aziz, Ben Felts, Elizabeth A. Dinsdale, John L. Mokili, Robert A. Edwards. A highly abundant bacteriophage discovered in the unknown sequences of human faecal metagenomes. Nature Communications 5, Article number: 4498, doi: 10.1038/ncomms5498
Fuente: San Diego University
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