Eta Carinae ha sido objeto de artículos en todas las
revistas de astronomía de este último año. ¿Qué se descubrió de nuevo,
después de 105 años de observaciones espectroscópicas? ¿Cuál es la
importancia de esta estrella para haber merecido un taller internacional
exclusivamente dedicado a estudiarla?. Este artículo muestra la
secuencia de eventos que llevaron a la creación de un modelo que explica
la naturaleza de esta estrella masiva, que hasta ahora era considerada
como misteriosa.
Una erupción gigantesca
Entre los años 1820-1845 Eta Carinae sufrió una serie de erupciones
que la convirtieron en la segunda estrella más brillante de todo el
cielo, siendo visible en pleno día. Estando a una distancia de 2.3
kiloparsec (aproximadamente 7500 años luz), es fácil concluir que el
evento fue mucho más energético que una Nova. ¿Sería entonces una
explosión de Supernova? Entre las numerosas explicaciones, en el pasado,
esta fue una de las más populares entre los astrónomos. A partir del
color de la estrella en el máximo de luminosidad se puede estimar que
ella alcanzó una magnitud de Mbol = -14 (luminosidad total en unidades logarítmicas en base 10) lo que equivale a una emisión de 1050
ergs durante el evento. Mientras la estrella sobrevivió a la
catástrofe, su brillo aparente (es decir su brillo visto desde tierra)
cayó significativamente, debido a la formación de una cobertura densa
formada de polvo. Sin embargo, su luminosidad total cayó apenas en un
factor 4, manteniéndose en torno de Mbol = -12 hasta hoy. El evento en Eta Carinae actualmente es clasificado como una erupción gigantesca
y no una detonación nuclear, como sería esperado de una Supernova. Se
sabe que este tipo de evento ocurre repetidamente en estrellas
supermasivas, al alcanzar la fase de Variable Luminosas Azul (LBV). En
esta fase corta (~20-50 mil años) las estrellas que nacen con más de ~50
masas solares pierden la mayor parte de sus masas, antes de entrar en
la fase de Wolf-Rayet (estrella con emisión de partículas a altas
velocidades que produce vientos fuertes). Los modelos existentes
sugieren que la erupción en las LBVs se debe a inestabilidades en las
capas externas de la estrella, sin embargo ninguno de estos modelos
tiene plena aceptación entre los investigadores del área.
Estrella de alta masa
Un evento como el de Eta Carinae, por la baja probabilidad de ser
observado, es extremadamente valioso para entender la estructura y
evolución estelar de las estrellas con masas y temperaturas elevadas. La
nebulosa del Homúnculus, una nebulosa bipolar eyectada durante la erupción gigantesca,
ha entregado datos sobre la dinámica, la composición química y la
formación de polvo alrededor de la estrella central. Mientras que la
naturaleza de esta misma ha permanecido oscura a pesar del enorme
esfuerzo observacional empleado a lo largo de este siglo. El nombre de
nebulosa bipolar se debe a la presencia de los dos grandes lóbulos que
se muestran en la Figura 1. El objeto central está oculto por el polvo.
Sin embargo, su luminosidad puede ser estimada en L=106.7
luminosidades solares, con un error de 20%. La masa inicial sería
entonces de M=160 masas solares, lo que implicaría una masa superior al
límite teórico para una estrella. Por otro lado, la edad del cúmulo
abierto al cual Eta Carinae pertenece es de aproximadamente 3 millones
de años (Massey et al. 1995). Extrapolando los modelos de Schaller et
al. (1992) para esa masa inicial, la estrella debería ser una Wolf-Rayet
y no una LBV. Para evitar el problema de masa muy alta, algunos autores
sugirieron, en el pasado, que Eta Carinae es un sistema binario o
múltiple. Esta es una posibilidad que siempre puede ser aplicada a
cualquier otra estrella, debido al límite de resolución angular de los
telescopios actuales. Ninguna prueba en ese sentido, sin embargo, había
sido presentada hasta recientemente. Así, el modelo universalmente
aceptado para Eta Carinae era el de una estrella aislada en fase de
post-secuencia principal (es decir, que salió de su etapa inicial de
evolución donde la estrella se mantiene quemando hidrógeno en su
núcleo). Esa idea sufrió un fuerte golpe con el descubrimiento de una
periodicidad de 5.52 años en el nivel de excitación de las líneas
espectrales, esto es, ciertas líneas espectrales decrecían o
desaparecían (para más detalles ver Damineli 1995 y Damineli 1996).
Eventos de este tipo habían sido registrados en 1948, 1965 y 1981, y se
pensó que eran debidos a las pulsaciones tipo S Doradus, bien conocidas
en otras LBVs. A través de una campaña observacional iniciada en 1989 en
el Laboratorio Nacional de Astronomía del Brasil (LNA), registramos por
primera vez con detalle, un evento de este tipo en 1992. En conjunto
con otros cinco eventos que identificamos en artículos previamente
publicados, en los que los autores no se percataron de que habían
observado la estrella durante eventos de baja excitación, dedujimos un
período de 2014 días, con un margen de error de 50 días (2% de error).
Con esto hicimos la predicción de que un nuevo evento de baja excitación
ocurriría a inicios de 1998 (denotado como evento 1998.0). Ese
período fue rechazado por otros astrónomos, en base a la presuposición
de que los mecanismos de inestabilidad no puede funcionar como relojes:
las pulsaciones S Doradus en las demás LBVs ocurren en intervalos
aleatorios de tiempo, dentro del rango de 5 a 30 años.
Figura1. Nebulosa del Homúnculus alrededor de Eta Carinae y esquema del sistema binario en comparación con el sistema solar.
Confirmación del modelo binario
Propusimos el abandono de la suposición de que los eventos
espectroscópicos de Eta Carinae fueran causados por las oscilaciones S
Doradus (Damineli 1997), pues al contrario de las demás LBVs, la
temperatura efectiva de Eta Carinae se mantiene constante mientras las
líneas espectrales muestran fuerte variabilidad. Inmediatamente se hizo
sentir la oposición de los investigadores que trabajaban en el área
durante los últimos 20 años, apegados a la idea de las oscilaciones S
Doradus. La más expresiva de las oposiciones fue la negativa ante el
pedido de tiempo del telescopio espacial Hubble, para acompañar el evento 1998.0
que habíamos predicho. Los pedidos de tiempo en los telescopio en
tierra también estaban amenazados de recibir el mismo tratamiento, y el
cuadro sólo podía ser modificado con una posición científica más
agresiva. Hubiese sido absurdo esperar hasta el año 2003 para tener una
nueva oportunidad de observar plenamente un evento de baja excitación,
como había sido sugerido por el comité de asignación de tiempo de
telescopio del Instituto de Ciencias del Telescopio del Espacio (STScI).
El camino escogido fue el de desarrollar un modelo físico completo,
aunque los datos existentes parecían insuficientes. Basados en que la
periodicidad restringida sugería un mecanismo orbital, comenzamos a
buscar variabilidad en las velocidades radiales. La dificultad era que
sólo en el espectro óptico la estrella muestra más de 700 líneas de
emisión y cada una de estas líneas, usando los principios del efecto
Doppler, permite medir la velocidad con que se aleja de nosotros la
región estelar que la genera. A pesar de esto, obtuvimos las masas y
temperaturas de las componentes, edad y ángulo de inclinación del
sistema (ver esquema de la órbita en comparación con el sistema solar en
la Figura 1; Damineli, Conti & Lopes,1997). El par de estrellas, a
pesar de ser el sistema más masivo propuesto hasta ahora (113 ± 88 masas
solares), encajaba en los modelos estelares estándares (Schaller et al.
1992). Eta Carinae dejaba así su estigma de peculiaridad y pasaba a la
normalidad en el cuadro de la familia estelar. La gran luminosidad de
las componentes indicaba que ellas deberían tener fuertes vientos
estelares, y por estar en un sistema binario, los vientos deberían
entrar chocando entre sí. Las características que se espera observar en
un proceso de choque entre partículas a altas velocidades,
correspondientes al choque de estos vientos estelares, podían ser
estudiadas para corroborar el modelo binario. Esto permitió aumentar el
acceso, que ya teníamos desde 1996 al satélite XTE, permitiendo una
observación temporal de la fuente en forma semanal y en algunas épocas
diariamente. La coherencia del modelo binario atrajo la colaboración de
astrónomos del Observatorio Europeo Austral (ESO) y con ellos planeamos
una campaña de observación con frecuencia de visitas semanales. Las
observaciones en rayos-X resultaron estar en buen acuerdo con el modelo
binario. Una observación en el rango de ondas de radio, realizada en
Itapetinga (São Paulo) en Octubre/97 (Abraham & Damineli, 1997),
mostró de forma decisiva que el evento previsto para 1998.0 estaba
realmente aproximándose. Esto motivó un cambio en la postura del STScI y
fue posible obtener espectros en la fase central del evento, en varias
frecuencias desde el rango ultravioleta hasta el visible. El evento se
desarrolló tal cual como se había previsto, con un error de apenas
algunos días (Lopes & Damineli, 1997; Jablonski, Lopes &
Damineli, 1998).
Figura 2. Predicciones según la variabilidad de
las líneas espectrales. Resultado de los espectros obtenidos en LNA
(Brasil), en días Julianos. Estos muestran la disminución de las líneas
de excitación de Helio (línea continua), en casi exacta coincidencia con
las predicciones (línea discontinua), el error entre los mínimos
correspondió a un error en la predicción de 0.5%. La curva actual (línea
continua) está en proceso de medición, y aquí sólo se muestran los
primeros 100 días después del mínimo. Para comparar totalmente ambos
ciclos deberá observarse otros 200 días adicionales. La línea de HeI es
emitida en el infrarrojo cercano, exactamente en la longitud de onda
10830 Angströms.
Nebulosa del Homúnculus: más evidencias
Varios detalles interesantes fueron descubiertos durante la campaña observacional del evento 1998.0.
La curva de luz del objeto central en Eta Carinae tiene una forma
sinusoidal, esto corresponde a variaciones continuas en el proceso
asociado al grado de ionización, no observándose así la variación
esperada por sucesivas eclipses entre las estrellas. Lo mismo ocurre con
la intensidad de las líneas espectrales generadas por el Helio neutro.
Eso indica que los eventos espectroscópicos están modulados por la
entrada y salida de la estrella secundaria en el viento de la estrella
primaria, el cual es más denso a medida que ésta más se aproxime a la
fotósfera de la primaria. Así, como ya había sido argumentado por
Damineli, Conti e Lopes (1997) el mecanismo de variabilidad no es
controlado por eclipses.También, fue observada con los satélites ASCA y BeppoSAX la componente de emisión térmica a 83 millones de grados Kelvin. Esta corresponde a la emision en rayos-X del gas caliente, la cual desapareció durante el evento 1998.0, posiblemente debido a la interferencia de un disco ecuatorial en torno de una de las estrellas. Esa estructura convierte a la estrella primaria del sistema Eta Carinae muy parecida a una estrella B[e]: estrella caliente, luminosa, con disco ecuatorial extenso y con emisión de líneas de nebulosas. La conexión entre estrellas B[e] y las LBVs ya había sido propuesta con frecuencia, en los últimos años por otros autores, basados en argumentos de otra naturaleza.
La observación del evento 1998.0 fue suficientemente amplia como para respaldar totalmente el modelo binario y permitió una mejor determinación de los parámetros del sistema. Otro hecho favorable al escenario de estrellas binarias es que la nebulosa del Homúnculus, que rodea Eta Carinae, está químicamente más evolucionada que la estrella. Lamers et al. (1998) muestran que eso sólo es posible en el caso de que una segunda estrella, más evolucionada y hoy menos luminosa, hubiese eyectado en 1843 la materia que forma la nebulosa. Junto a esto, un modelo de estrellas binarias se torna todavía más atractivo cuando se considera la forma de la nebulosa del Homúnculus y las propiedades geométricas de una órbita. En efecto, el plano orbital del par de estrellas (primaria y secundaria) coincide con el ecuador de la nebulosa, lo cual debería producir eyección de material. Esto explicaría como una erupción esférica, típica en una erupción de estrella aislada, puede generar una nebulosa bipolar. Por otro lado, el ecuador de Homúnculus muestra una estructura de jets cometarios muy elongados, alineados en una estructura de disco extremadamente fino. Esto podría ser explicado por el hecho de que, durante la erupción gigantesca la estrella primaria aumentó su radio en por lo menos un factor 10 (~10 U.A.), lo que implicaría que la otra componente del par a cada pasada por la posición de máxima aproximación (periastro) habría nadado en su atmósfera. Así, el viento de la estrella secundaria, que quedaría aprisionado por la presencia de la estrella primaria, tendería a escapar en la dirección radial. Aún más interesante resulta el hecho que cuando se observa el ecuador de Homúnculus en el infrarrojo existe una estructura en forma de rayos, formando también un sector circular (para mayores detalles ver figuras en Smith & Gehrz, 1998 y Smith, Gehrz & Krautter, 1998).
Sin embargo, no todo cuadra con el modelo binario. Después de la pasada por el periastro, los niveles de emisión vuelven muy lentamente a los niveles normales, indicando que una masa grande de gas del sistema es perturbada durante un período largo. Actualmente, la campaña observacional se restringe a algunas visitas anuales del telescopio espacial Hubble, de los satélites de detección de rayos-X ASCA y BeppoSAX, además de las observaciones en los observatorios ópticos y de radio ubicados en tierra. El satélite RXTE es el único que mantiene una alta frecuencia de observaciones. Además, tendremos observaciones con el satélite AXAF, que nos permitirá por primera vez una capacidad espectroscópica completa en emisión de rayos-X. Esperamos que esas observaciones sean hechas antes del año 2003 (Julio), cuando ocurrirá el próximo evento. En esa época, los telescopios de SOAR y Gemini, localizados en Chile, serán usados para descubrir los detalles del sistema binario.
Es importante resaltar que la naturaleza binaria de Eta Carinae no explica la erupción gigantesca, pero si permite determinar los parámetros físicos de la estrella. Este modelo binario establece bases más firmes para explorar las condiciones en que ocurre este intrigante fenómeno. Informaciones y más detalles sobre este asunto pueden ser encontradas en las homepage:
Referencias Bibliográficas
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Massey, P., Johnson, K.E., & Eastwood, K. de G. (1995). Astrophysics Journal 454: 151-171
Schaller, G., Schaerer, D., Meynet, G., & Maeder, A. (1992). Astron&Astroph Suppl. 96: 269-331
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Smith, N., Gehrz, J. & Krautter J., (1998). Astronomical Journal. 116: 1332-1345
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