Los datos de la Voyager 1, ahora a más de 18 mil millones de kilómetros del Sol, sugieren que la nave está más cerca de convertirse en el primer objeto hecho por el hombre que alcanzará el espacio interestelar.
La investigación, que utiliza datos de la Voyager 1, y se ha publicado en la revista Science ofrece nuevos detalles sobre la última región que la nave cruzará antes de dejar la heliosfera (la burbuja alrededor del Sol), y entrar en el espacio interestelar. Tres artículos describen cómo la entrada de la Voyager 1 en una región llamada ‘carretera magnética’ ha dado lugar a observaciones simultáneas de la tasa más alta, hasta ahora medida, de las partículas cargadas de fuera de la heliosfera exterior, y la desaparición de las partículas cargadas desde el interior de la heliosfera.Los científicos han visto dos de los tres signos que esperan ver cuando la Voyager se aventure en el espacio intelestelar: partículas cargadas que desaparecen a medida que se alejan a lo largo del campo magnético solar, y rayos cósmicos del exterior que se acercan. Los científicos aún no han visto la tercera señal, que consiste en un cambio brusco de la dirección del campo magnético, lo que indicaría la presencia del campo magnético interestelar.
Los científicos no saben exactamente qué tan lejos debe llegar la Voyager 1 para alcanzar el espacio interestelar. Estiman que podría tomar varios meses, o incluso años. La heliosfera se extiende por lo menos 13 mil millones kilometros más allá de todos los planetas de nuestro sistema solar. Está dominada por el campo magnético del sol y un viento ionizado que se expande hacia el exterior desde el Sol. Fuera de la heliosfera, el espacio interestelar está lleno de materia de otras estrellas, y el campo magnético presente en la zona próxima de la Vía Láctea.
La Voyager 1 y su nave gemela, la Voyager 2, partieron en 1977. Tras recorrer Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, en 1990 se embarcaron en su misión interestelar. La medición del tamaño de la heliosfera es parte de la misión de las naves Voyager.
“Vimos la desaparición rápida y dramática de las partículas de origen solar. Disminuyeron más de 1.000 veces en intensidad, como si hubiera una enorme bomba de vacío en la rampa de entrada a la autopista magnética”, dijo Stamatios Krimigis, investigador principal del instrumento de partículas del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins. “Nunca antes habíamos visto una disminución así, excepto cuando la Voyager 1 dejó atrás la gigantesca magnetosfera de Júpiter, hace unos 34 años”.
Otro comportamiento observado por la Voyager 1 también indica que la nave espacial todavía está en una región de transición al medio interestelar. Al cruzar a la nueva región, las partículas cargadas procedentes de la heliosfera que disminuyeron más rápidamente fueron aquellas paralelas a las líneas del campo magnético solar. Las partículas en movimiento perpendicular al campo magnético no disminuyeron tan rápidamente. Sin embargo, los rayos cósmicos que se desplazan a lo largo de las líneas del campo en la región de la carretera magnética fueron algo más numerosos que las que se desplazan de forma perpendicular al campo. En el espacio interestelar, no se espera que la dirección de las partículas cargadas en movimiento sea de importancia.
En el lapso de aproximadamente 24 horas, el campo magnético proveniente del Sol se comenzó a acumular, y los científicos lograron cuantificar que el campo magnético apenas cambió de dirección – en no más de 2 grados.
“Un día hizo una gran diferencia en esta región al doblarse repentinamente el campo magnético y volverse extraordinariamente uniforme”, dijo Leonard Burlaga, autor principal de uno de los artículos. “Pero desde entonces no ha habido ningún cambio significativo en la dirección del campo magnético, seguimos observando las líneas del campo que se originan en el Sol”, concluyó.
Fuente: NASA/JPL
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