La misión Van Allen de la NASA ha descubierto un tercer cinturón de radiación alrededor de la Tierra, hasta ahora desconocido, que revela la existencia de estructuras y procesos inesperados dentro de estas regiones peligrosas del espacio.
Desde su descubrimiento hace 50 años, se
creía que los cinturones de radiación Van Allen de la Tierra consistían
en dos zonas distintas de partículas cargadas altamente energéticas. Las
observaciones de las sondas Van Allen de la NASA han revelado un tercer
anillo aislado en el cinturón de radiación exterior. Crédito: NASA /
Goddard Space Flight Center
Los cinturones, llamados así en honor de su descubridor, James Van Allen, se ven afectados por las tormentas solares y el clima espacial, y pueden aumentar de tamaño de forma dramática. Cuando esto ocurre, pueden representar un peligro para los satélites de comunicaciones y GPS, así como para los seres humanos en el espacio.
Este descubrimiento demuestra la naturaleza dinámica y variable de los cinturones de radiación, y mejora nuestra comprensión de cómo responden a la actividad solar. Las observaciones revelaron que puede haber tres estructuras distintas y duraderas de cinturones.
Los científicos observaron el tercer cinturón durante cuatro semanas, antes de que una potente onda de choque interplanetaria, emitida por el Sol, lo extinguiera.
Cada sonda Van Allen lleva un juego idéntico de cinco conjuntos de instrumentos que permiten que los científicos recopilen datos con detalle sin precedentes sobre los cinturones. Los datos son importantes para el estudio de los efectos del clima espacial en la Tierra, así como para los procesos físicos fundamentales que se observan alrededor de otros objetos, como los planetas de nuestro sistema solar y las nebulosas distantes.
Los resultados se publican en la revista Science.
Fuente: NASA
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