Tras
casi una década de meticulosas observaciones, un equipo internacional
de astrónomos ha medido, con mayor precisión que nunca, la distancia a
nuestra galaxia vecina, la Gran Nube de Magallanes. Estas nuevas medidas
también amplían nuestro conocimiento sobre la tasa de expansión del
Universo — la constante de Hubble — y es un paso adelante crucial para
entender la naturaleza de la misteriosa energía oscura que hace que la
expansión se esté acelerando. El equipo utiliza telescopios instalados
en el Observatorio La Silla de ESO, en Chile, además de otros
telescopios alrededor del mundo. Estos resultados aparecen en el número
del 7 de marzo de 2013 de la revista Nature.
Para conocer con exactitud distancias cada vez más alejadas en el
cosmos, los astrónomos sondean la escala del universo midiendo primero
la distancia a objetos cercanos, utilizándolos como puntos de referencia
(candelas estándar). Pero esta cadena solo es tan precisa como lo es su
eslabón más débil. Hasta el momento, encontrar una distancia precisa a
la Gran Nube de Magallanes (Large Magellanic Cloud, LMC), una de las
galaxias más cercanas a la Vía Láctea, ha resultado ser impreciso. Dado
que las estrellas en esta galaxia se utilizan para fijar la escala de
distancias para galaxias más remotas, las medidas son de crucial
importancia.
La minuciosa observación de un extraño tipo de estrella doble ha
permitido a un equipo de astrónomos deducir un valor mucho más preciso
para la distancia a LMC: 163.000 años luz.
“Estoy muy emocionado porque los astrónomos han estado intentando
durante cien años medir con precisión la distancia a la Gran Nube de
Magallanes, y se ha comprobado que esto es extremadamente difícil”,
afirma Wolfgang Gieren (Universidad de Concepción, Chile) uno de los
investigadores que lidera el equipo. “Ahora hemos resuelto este problema
con un resultado demostrable y con una precisión de un 2%”.
La mejora en la medida de la distancia a la Gran Nube de Magallanes
también nos facilita conocer mejor distancias a muchas estrellas
variables Cefeidas. Estas brillantes estrellas pulsantes se utilizan
como estrellas de referencia para medir distancias a galaxias más
remotas y para determinar la tasa de expansión del universo — la
Constante de Hubble. A su vez, esta es la base para sondear el universo
hasta las galaxias más distantes que pueden verse con los telescopios
actuales. De manera que una distancia precisa a la Gran Nube de
Magallanes reduce inmediatamente la inexactitud en las medidas actuales
de distancias cosmológicas.
Los astrónomos obtuvieron la distancia a la Gran Nube de Magallanes
observando una extraña pareja de estrellas cercanas, conocidas como
binarias eclipsantes. Dado que estas estrellas orbitan una alrededor de
la otra, pasan la una delante de la otra. Cuando esto ocurre, visto
desde la Tierra, el brillo total desciende, tanto cuando una estrella
pasa delante de la otra como cuando pasa por detrás (aunque la cantidad
es diferente).
Haciendo un seguimiento muy preciso de estos cambios en el brillo, y
midiendo las velocidades orbitales de las estrella, es posible saber el
tamaño de las estrellas, sus masas y otras informaciones sobre sus
órbitas. Cuando combinamos esto con medidas minuciosas del brillo total y
del color de la estrella se obtienen distancias notablemente precisas.
Este método ha sido utilizado anteriormente, pero con estrellas
calientes. Sin embargo, en este caso deben asumirse ciertas hipótesis y
estas distancias no resultan tan precisas como se desearía. Ahora, por
primera vez, se han identificado ocho binarias eclipsantes
extremadamente raras, en las que ambas estrellas son gigantes rojas
frías. Estas estrellas han sido cuidadosamente estudiadas y resultan en
valores de distancias mucho más precisas — hasta alrededor de un 2%.
“ESO proporcionó el equipo perfecto de telescopios e instrumentos
necesario para las observaciones de este proyecto: HARPS para obtener
las velocidades radiales extremadamente precisas de estrella
relativamente débiles, y SOFI para las medidas precisas de cuán
brillantes son estas estrellas en el rango infrarrojo”, añade Grzegorz
Pietrzyński (Universidad de Concepción, Chile, y Observatorio de la
Universidad de Varsovia, Polonia), autor que lidera el nuevo artículo de
Nature.
“Estamos trabajando para mejorar nuestro método aún más y esperamos
tener una distancia a LMC de un 1% dentro de unos pocos años. Esto tiene
consecuencias de amplio alcance no solo para la cosmología, sino para
numerosos campos de la astrofísica”, concluye Dariusz Graczyk, el
segundo autor del nuevo artículo de Nature.