jueves, 25 de abril de 2013

El Centro de Estudios Científicos (CECs) - Valdivia -Chile




El Centro de Estudios Científicos (CECs) es una corporación de derecho privado, sin fines de lucro, dedicada al desarrollo, fomento y difusión de la investigación científica. El CECs fue fundado en 1984 como el Centro de Estudios Científicos de Santiago, y ha sido dirigido desde entonces por el físico Claudio Bunster.

Orígenes del CECs y su desarrollo hasta el presente

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En su inicio el CECs estaba formado por físicos teóricos y biólogos que habían establecido carreras académicas sólidas en el exterior, pero deseaban volver a Chile y causar un impacto a través de la ciencia. Pronto se llegó a la convicción de que tal impacto solo podría ser logrado mediante la fundación de lo que llegaría a ser la primera institución independiente de investigación científica en la historia del país. El centro comenzó con un proyecto de 3 años, con 150 mil dólares anuales, otorgado por la Fundación Tinker de Nueva York. Además de los fondos, su capital inicial fue la calidad científica excepcional de sus investigadores, su fuerte esprit de corps y su red de colaboraciones internacionales. En pocos años, funcionando en una casa arrendada, el centro se convirtió en un punto neurálgico para la ciencia de Chile y de Latinoamérica. Desde 1990, el centro comenzó además a jugar un papel importante en el servicio público, no solo diseñando nuevos programas científicos, como la Iniciativa Científica Milenio, sino también gestando y poniendo en práctica la idea de contribuir a la democracia, involucrando a la militares en ciencia y por esta vía, contactándolos con el mundo civil en un contexto no contaminado.

Desde el punto de vista legal el CECs en una organización privada sin fines de lucro. Su directorio esta formado por científicos titulares, los que eligen al Director del instituto. Respecto a la operación del Centro, la experiencia nos ha enseñado la conveniencia de mantenerla lo más simple posible. Hay tres categorías de personal científico: investigadores (que son permanentes), becados postdoctorales y estudiantes (graduados y postgraduados). No hay departamentos formales, directores de grupo o categorías similares. El liderazgo es ejercido por estatura científica y capacidad para comandar tareas o proyectos específicos. Hay un fuerte esprit de corps y solidaridad horizontal basada en un estilo de trabajo común orientado a la acción. Así se tomó la decisión del traslado a Valdivia, 800 km al sur de Santiago, en una medida de descentralización ejemplar y sin precedentes, en un país que lo necesita desesperadamente. Similarmente, el Centro que ahora ha llegado a un estado estacionario de 80 investigadores, desarrolló en menos de cuatro años un grupo de nivel mundial en Glaciología y Cambio Climático, antes de que el tema estuviera en la mente de todos, como lo está ahora, y completó exitosamente expediciones Antárticas de gran escala, incluyendo la ya legendaria exploración aérea de los glaciares del Mar de Amundsen en Antártica Occidental en 2002. Otra maniobra arrojada fue el establecimiento de una Unidad de Genómica Funcional del más alto estándar para la generación y estudio del ratones modificados genéticamente, la primera en Latinoamérica, que esta permitiendo al centro acometer desafíos biomédicos fundamentales y concebir nuevos proyectos biotecnológicos.
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El prestigio y reputación del CECs se reflejan en el alto impacto de sus publicaciones científicas, en los honores internacionales recibidos por sus miembros, en el caudal continuo de visitantes que llega cada año, en el alto número de postulaciones a posiciones postdoctorales recibidas desde todo el mundo. Hasta el momento, el trabajo del centro y sus logros han sido en investigación básica y es la firme intención del centro el mantener y continuar desarrollando su excelencia en investigación básica. Ahora el centro ha decidido expandirse además hacia la ciencia aplicada desde la plataforma de su capacidad en ciencia básica. Cualitativamente esta decisión marca el comienzo de una nueva época en la historia del Instituto, de magnitud comparable, y que requiere de transformaciones tan profundas como las que se produjeron cuando se decidió volver a Chile y fundar el Centro, o cuando se decidió el traslado a Valdivia y la construcción de laboratorios propios, o cuando se decidió crear un área nueva de Glaciología y Cambio Climático y llevar a cabo expediciones mayores a la Antártica. Cada vez que se inició una nueva área de actividad, las existentes previamente no sólo no se vieron opacadas, sino por lo contrario, adquirieron un nuevo vigor. De manera similar, el CECs espera que la práctica de ciencia aplicada retroalimentará positivamente hacia el mayor desarrollo de su ciencia básica.

Los científicos del CECs han recibido financiamiento para sus proyectos a través del concurso anual del FONDECYT de Chile y de otras agencias nacionales e internacionales, incluyendo la Fundación Andes, el European Southern Observatory, la Fundación Tinker, el Human Frontiers in Science Program, el Howard Hughes Medical Institute, la Fundación Packard y el Programa de Cátedras Presidenciales en Ciencias. Se ha contado con el apoyo de los Ministerios de Defensa y de Relaciones Exteriores para el desarrollo del programa de investigación de los Campos de Hielo Sur. El programa de adquisición, adaptación y equipamiento de inmuebles ha tenido importante financiamiento de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y de donaciones privadas al CECs.

El año 2007 el CECs concursó y adjudico su ingreso al Programa de Financiamiento Basal de CONICYT. Esta innovadora iniciativa, que ya ha beneficiado a más de 13 instituciones científicas, permite asegurar el financiamiento de base de institutos y centros de investigación por 5 años, permitiéndoles desarrollar e implementar programas de investigación de mediano plazo apostando por un salto en su productividad científica.


Una serie de Charlas muy interesante están disponibles, les dejo el link :

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La corteza primitiva de la Tierra está oculta en el manto profundo

Durante mucho tiempo los científicos han creído que la lava expulsada por algunos volcanes oceánicos contiene materiales de la corteza primitiva de la Tierra. Pero la evidencia decisiva de este fenómeno ha sido difícil de encontrar. Una nueva investigación de un equipo que incluye a Erik Hauri de Carnegie demuestra que las rocas volcánicas oceánicas contienen muestras de la corteza que se remontan a la era Arcaica de hace 2,5 millones de años.

El estudio ha demostrado que las rocas volcánicas oceánicas contienen muestras de la corteza terrestre, que se remontan a la era Arcaica de hace 2,5 millones de años. Crédito de la imagen: Jeremy Kemp, Ed.D., M.Ed., M.S.J. (Wikipedia Commons)
El estudio ha demostrado que las rocas volcánicas oceánicas contienen muestras de la corteza terrestre, que se remontan a la era Arcaica de hace 2,5 millones de años. Crédito de la imagen: Jeremy Kemp, Ed.D., M.Ed., M.S.J. (Wikipedia Commons)



La corteza oceánica se hunde en el manto de la Tierra en las llamadas zonas de subducción, donde se juntan dos placas. Se desconoce gran parte de lo que ocurre con la corteza durante ese trayecto. Los estudios con modelos sobre el tiempo que el material de subducción puede existir en el manto son inciertos, y hasta ahora, no se había encontrado evidencia de qué parte de la corteza muy antigua pueda regresar a la superficie de la Tierra a través de afloramientos de magma.
El equipo de investigación estudió las rocas volcánicas de la isla de Mangaia en las Islas Cook de la Polinesia, que contienen inclusiones de sulfuro de hierro en cristales. El análisis a profundidad de la composición química de estas muestras dio resultados interesantes.
La investigación se centró en isótopos del elemento azufre. Los isótopos son átomos de un mismo elemento con diferente número de neutrones. En las mediciones, la estudiante graduada Rita Cabral, observó tres de los cuatro isótopos naturales de azufre – que tienen masas isotópicas 32, 33, y 34. Los isótopos de azufre-33 mostraron evidencia de una interacción química con la radiación ultravioleta que dejó de ocurrir en la atmósfera de la Tierra hace unos 2.450 millones años. La radiación cesó tras el de la Gran Evento de Oxidación, un punto en el tiempo cuando los niveles de oxígeno en la atmósfera de la Tierra se dispararon como consecuencia del oxígeno que producen los microbios fotosintéticos. Antes de la Gran Oxidación, la atmósfera carecía de ozono. Una vez que surgió la capa de ozono, comenzó a absorber los rayos ultra violeta.
Esto indica que el azufre proviene de un reservorio profundo en el manto, que contiene material de la corteza subducida antes del Gran Evento de Oxidación, que se ha conservado durante más de la mitad de la edad de la Tierra.
Hauri dice que las mediciones confirman el ciclo del azufre de la atmósfera y de los océanos hacia el manto, y de su resurgimiento en la superficie.
El estudio se publica en la revista Nature.
Fuente: Carnegie Institution for Science